lunes, 26 de septiembre de 2011

Aceptarse a sí mismo: regla básica para una vida mejor (Familia.info)


Amarse a sí mismo es una decisión, pero no aparece de forma espontánea, implica un proceso de aprendizaje que debe comenzar desde la cuna y seguir cultivándose a través de toda nuestra vida. Por qué es tan importante y cómo aprendemos a aceptarnos a nosotros mismos, es el tema que vamos a desarrollar.

La auto aceptación es el conocimiento de la propia realidad con sus capacidades y limitaciones. Significa la admisión de esa “verdad interior” que incluye valores y aptitudes que son necesarias desarrollar y errores que son necesarios corregir. Significa también seguridad en los propios valores y capacidades, independiente de la aprobación o desaprobación de los demás.

Aceptarse tal y como cada uno es, no significa conformismo; todo lo contrario, no hay nada más exigente que reconocer las propias cualidades y debilidades. Se debe partir de la base de que nadie sirve para todo, pero todos servimos para algo; y en ese “algo” está el desarrollo de la personalidad.

El primer valor somos nosotros mismos

La primera cosa que poseemos es nuestro propio ser. El primer valor con que nos encontramos en la vida somos nosotros mismos. Si no creemos que somos un valor en sí, si no reconocemos que somos portadores de valores, si no reconocemos lo que en verdad somos; no podremos realizarnos.

Es inútil querer realizarnos en caminos para los cuales no tenemos aptitudes ni capacidades. El camino de la autorrealización empieza con la aceptación de nuestra “verdad interior”. Y esta aceptación sin escapismos, incluye el aceptar también nuestros errores, que es el primer paso para librarnos de ellos.

¿Cómo aceptarse a sí mismo?

Como se ha mencionado, la auto aceptación es un proceso que solicita el esfuerzo de cada quien para lograrlo. Y en algunos casos, es oportuno que cuente con un especialista en el tema que ayude a lograr el cometido. Los siguientes tres pasos son determinantes para cumplir la misión que aquí se hace referencia:

Primer paso: Conocerse, reconocer su propia realidad personal

Reconocer sinceramente cómo somos, con nuestras cualidades pero también con nuestras limitaciones y debilidades. Querer ver y reconocer solamente lo malo o solamente lo bueno, es falsear nuestra personalidad. Todos tenemos defectos que corregir y talentos que hacer fructificar.

Segundo paso: Aceptarse, cómo es y cómo puede ser

Aceptarse como cada quien es, pero también como puede llegar a ser, “Si nos aceptamos como somos, nos hacemos peores, si nos aceptamos como somos y cómo podemos y debemos ser, nos hacemos mejores”. Nuestra medida no pueden ser los demás, cada persona es única, diferente e irrepetible.

Tercer paso: Superarse, realización personal de acuerdo a los talentos y capacidades

“El hombre es el único ser que decide lo que es”. Decidimos lo que somos cuando nos forjamos una identidad hacia el futuro y nos esforzamos por hacerla realidad. La identidad ideal guía nuestros esfuerzos de superación.
Preguntémonos por un momento, cuantas cosas seríamos capaces de hacer si quisiéramos; del “hombre dado” hay que llegar al “hombre posible”.

Actitudes que favorecen la autoaceptación en la familia

Quererse a uno mismo, implica un aprendizaje que se inicia en el hogar y en la escuela desde las primeras edades. Es por ello que padres y educadores deben aplicar las siguientes pautas para construir en sus hijos y alumnos, las bases del auto concepto:

  • Reconocer y alabar en cada hijo o en cada alumno las cualidades, aptitudes y destrezas que le son propias y que se manifiestan de manera destacada. De esta forma se proporcionan los asientos mínimos para la autoestima.
  • Exaltar los esfuerzos y las acciones meritorias que los chicos realicen, puesto que les proporcionará buenas dosis de autoconfianza.
  • La descalificación constante, el ridículo en público, el sarcasmo y las burlas, minan poco a poco los cimientos de la autoestima y generan sentimientos de incompetencia e infravaloración. Aparece también un deseo obsesivo de aprobación por parte de los demás, una excesiva dependencia del “qué dirán”, “qué pensarán de mi”, y este afán de estimación, asfixia la libertad y la espontaneidad en el obrar, impide el manifestarse y tomar una actitud crítica con libertad y autonomía.
  • La base de la autoestima es la seguridad en los propios valores y aptitudes, el conocer la propia realidad con sus capacidades y limitaciones. Sobre esta base se construye la autoestimación que le permitirá posteriormente considerar irrelevante la aprobación o desaprobación de los demás. Sólo el niño que ha sido aceptado incondicionalmente por sus padres y educadores, será capaz de aceptarse tal como es.

Fuente: Equipo Valores


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