lunes, 2 de agosto de 2010

Tener iniciativa: cualidad de los buenos trabajadores

Proponer ideas nuevas y sugerir mejoras son formas de mostrar responsabilidad profesional. Es una actuación donde la empresa y el empleado ganan por igual. Tener iniciativa es una manera de demostrar interés, deseo de hacer las cosas de manera correcta, y no conformarse con las funciones asignadas, buscando entre otros objetivos, el propio desarrollo personal.

En lugar de trabajadores tipo “robots”, las empresas requieren personas ingeniosas que “aporten” sus conocimientos e ideas y así construir colectivamente el gran rompecabezas que es una organización. En todos los niveles laborales se puede aplicar esta cualidad, -desde el personal de aseo hasta los altos mandos profesionales- cada quien desde su área tiene la capacidad de observar aspectos susceptibles de mejora, que por más insignificantes que se puedan ver, producen maravillosos resultados.

Cuantiosas son las veces donde la iniciativa y una actitud positiva e innovadora, marcan la diferencia, siendo más valoradas por los superiores, que los amplios estudios académicos. Es estupendo trabajar con personas que tengan deseos de superación y afán de brindar su mayor potencial en pro de la compañía y por ende, en beneficio propio.

La iniciativa también parte de la empresa

Fomentar la iniciativa en los empleados es lucrativo tanto para la empresa como para ellos mismos, es una relación de doble vía en la que ambos ganan y además se necesitan. Hay que recordar, que en gran parte, las compañías funcionan gracias al talento humano que las componen, de ahí su importancia y la necesidad de brindarle condiciones aptas para el buen desempeño de su trabajo. Por ello, se convierte en una prioridad empoderar al empleado, es decir, facilitarle los instrumentos para que se sienta útil, motivado, creativo, seguro y tenga un buen grado de autoestima. Indiscutiblemente, un colaborador bajo estas condiciones, tendrá deseos de contribuir y generar mejoras.

Asimismo, es fundamental la acogida y el apoyo que la compañía le demuestre al personal cuando propone una iniciativa. Como mínimo hay que escucharlo y evaluar su propuesta, para no arrojar en saco roto sus buenas intenciones. Cuando se les niega toda posibilidad a los empleados de opinar o proponer, no se puede esperar nada a cambio. Así que los directivos también deben abrir un campo en sus apretadas agendas y dedicar espacios de contacto directo con sus colaboradores.


fuente

http://www.lafamilia.info/index.php?destino=/ayudasptrabajarmejor/deinteresprof/nota22.php?

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